La fibra, es un elemento fundamental en nuestra alimentación al que muchas veces no le prestamos la atención que deberíamos. Es por eso, que he decidido dedicar este post a explicaros que es y porqué es tan beneficiosa para el buen funcionamiento de nuestro organismo.
La fibra alimentaria es la parte no digerible de vegetales, frutas y cereales integrales, que pasa directamente al intestino grueso y allí cumple distintas funciones. Seguramente habrás oído hablar de ella por su capacidad de prevenir o aliviar el estreñimiento, pero los alimentos ricos en fibra también pueden ofrecer otros beneficios para la salud, como ayudar a mantener un peso saludable y reducir el riesgo de sufrir diabetes o enfermedades cardíacas.
Existen distintos tipos de fibra, por lo que es importante que no solo prestemos atención a la cantidad de fibra que ingerimos sino también a la variedad, dado que no todas las fibras funcionan igual: cada una tiene distintos efectos en el organismo:
La fibra soluble atrae el agua para formar un material gelatinoso y hace que el proceso digestivo sea más lento, por lo que crea sensación de saciedad. Además, puede ayudar a reducir los niveles de colesterol y glucosa en la sangre, ya que recubre las paredes del intestino y evita la absorción de los mismos. Podemos encontrarla en el salvado de avena, la cebada, las nueces, las semillas (lino, linaza..), las lentejas y algunas frutas (manzana, pera, plátano..) y verduras (zanahoria, patata, ..).
La fibra insoluble está en el salvado de trigo, las verduras de hojas verdes, coles, los frutos secos y los granos integrales. Este tipo de fibra acelera el paso de los alimentos en el estómago y en los intestinos, por lo que puede ser beneficiosa para aquellos que luchan contra el estreñimiento.
Ten en cuenta no introducir la fibra en tu alimentación de manera brusca, sobre todo si tu ingesta hasta ahora era escasa, ya quepuede ocasionarte molestias gastrointestinales.
Lo mejor es que de forma gradual vayas incrementando en tu dieta la cantidad de alimentos ricos en fibra, para permitir que las bacterias naturales presentes en tu sistema digestivo se adapten al cambio.
Algunas recomendaciones para consumir la cantidad adecuada de fibra diaria pueden ser:
Tomar tres piezas de fruta.
Dos raciones de verdura.
Pan integral en lugar de blanco.
Algunas nueces (6 o 7) u otro fruto seco.
También es conveniente comer de dos a cuatro veces por semana cualquier tipo de legumbre, así como cereales integrales.
Y beber abundante agua, dado que como hemos comentado, la fibra funciona mejor cuando absorbe agua.
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